La pandemia ha impactado en mayor o menor medida en todos los negocios a nivel mundial, y es por ello que muchas empresas han evolucionado rápidamente. Desde el punto de vista del mundo digital, ¿qué nos depara el 2021?
Ante la situación actual, los eventos se han vuelto virtuales por necesidad. Durante el 2021 y más allá, muchos eventos permanecerán virtuales no solo debido a las restricciones y preocupaciones sanitarias, sino también como resultado de las lecciones de estrategias de marketing aprendidas en 2020.
Los eventos virtuales en nuestro día a día
Las nuevas tendencias digitales demuestran que los eventos virtuales son de gran utilidad para alcanzar a una audiencia completamente nueva. Esto se debe a que son experiencias más accesibles para distintos públicos, ya que no existen limitaciones físicas como ocurre en los eventos en persona, lo cual se traduce en una mayor asistencia y más participación.
Por tanto, la clave está en ser creativo e impulsar la participación a través de contenidos digitales ricos y dinámicos. Los diferentes beneficios de los eventos en línea se convertirán en un área crítica con la que hay que aprender a interactuar de forma conveniente.
La aceleración de la digitalización como medio de supervivencia
Asimismo, los negocios tienen ahora la necesidad de volverse digitales de forma permanente. Esto es todo un reto, porque para que el público participe fuera de los mensajes de ventas tradicionales, se debe diversificar las actividades mediante las redes sociales para lograr conectar con usuarios más comprometidos.
Dado que el comercio social continuará creciendo durante los próximos años, las redes sociales se convertirán en un canal principal de compra, en lugar de solo descubrimiento. Se debe facilitar que los consumidores pasen del descubrimiento a la compra sin tener que abandonar las propias plataformas, creando una ruta de compra sencilla y sin problemas.
El futuro cercano del comercio electrónico
Esto significa evolucionar más allá de la era de la personalización y entrar en una era de comercio personal, donde los consumidores seleccionan conjuntamente sus experiencias con las marcas que deben intervenir para reflejar sus preferencias.
Se espera que las marcas comprendan lo que los usuarios compraron en el pasado y les ayuden a determinar qué pueden comprar a continuación a partir los datos que han compartido conscientemente con ellos al interactuar con sus redes y canales.
No se trata solo de que las marcas se encuentren con los consumidores en el presente; se trata también de que las marcas les guíen acerca de qué y cuándo pueden necesitar un producto determinado.
De esta forma, el comercio electrónico debe poner el énfasis en recopilar los datos de sus propios compradores y comenzar a actuar de manera significativa según los resultados obtenidos para predecir las necesidades de sus compradores.